Te echaba de menos.

Añoraba tus palabras, tu forma de escuchar y de saber en cada momento que decir. Esa facilidad que tenías para hacer feliz a una persona con pocas palabras. Ese extraño don de gentes que posees. Tú y tus cosas. Consigues averiguar lo que piensa la gente, solo con mirar a los ojos. Pero lo que verdaderamente echaba de menos era tu honradez, eres una de las mejores personas que he podido conocer. Sabes afrontar los problemas, sin miedo a las consecuencias; eres capaz de jugártelo todo por tus amigos, porque te importan de verdad. Conociendo a gente así, vuelvo a tener esperanzas. Me doy cuenta de que todavía quedan personas que merecen la pena en este mundo. Y él es una de ellas. Puede que no sea el más guapo, ni el más popular, pero es el único chico que me ha enseñado a ver la vida de otra forma, a disfrutar de lo que tengo y a aprovechar todos los momentos felices que se me presenten. Él es, simplemente, alguien muy especial. Y yo tengo la suerte de tenerle junto a mí.